Hace 4 años, abrí mi corazón de madre y escribí por 3 años acerca de mi maternidad, tips y recomendaciones que en su momento pensé que serían de ayuda para alguna otra mamá, allá afuera. Fue un buen tiempo.

Conforme más escribía más me daba cuenta que la maternidad tiene poco que ver con los hijos, y mucho que ver con mi propio rol de hija, esposa, amiga.

Esto significa que mi vínculo con mis hijos, está estrechamente ligado con la forma en que me vinculo con mis papás, con mi esposo o pareja, y con las mujeres a mi alrededor.

El vínculo en sí, es un tema que nos compete a todo ser viviente, no sólo a madres. Si las mujeres en general conociéramos más acerca de las razones y formas en que nos relacionamos con otros, tomaríamos decisiones más conscientes, amaríamos mejor.

El año pasado inicié el entrenamiento de guía Montessori (método educativo para primera infancia), y al inicio nos dijeron: ¨este es un viaje de autodescubrimiento¨ y me pareció tan poético. Era cierto.

En definitiva, María Montessori, a pesar de ser tan racional, estaba consciente de la energía que emanan los niños, esa energía que proviene sólo de su propio ¨maestro interno¨.

En palabras más simples, el maestro interno, es esa sabiduría que nos acompaña desde que nacemos, que nos permite crecer casi intuitivamente. Esa sabiduría es capaz de revelarnos gustos, dones, capacidades, propósitos y caminos, de nosotros mismos. Pero ¿cómo es que llegamos a la adultez a preguntarle a google nuestro propósito en la vida? ¿Donde fue que nos perdimos? ¿Donde quedó nuestra propia maestra interna?

Así fue como de repente mi maestro interno se adueñó de todo mi ser. Ya no me identificaba como mamá bloggera, ni como mamá Montessori, ni como wedding planner, de repente, era sólo Lineth, y era suficiente.

Todos los roles eran importantes, los amaba, los asumía desde el amor, pero sencillamente ya no los necesitaba.

Mi maestro interno empezó a hablar más fuerte, me hablaba de escribir, pero de escribir para todas las mujeres: jóvenes, solteras, casadas, viudas, divorciadas, madres, hermanas, amigas, abuelitas. Mujeres.

De forma paralela, literalmente llevaba una maestra dentro, mi hija Lina. Durante el año 2017 disfrute de mi segundo embarazo, y hace 6 meses tengo una maestra que me despertó la urgencia de abrir mi camino, a otras mujeres, las que no conozco, porque las que me conocen de cerca, conocen este cuento.

El cuento de Lineth ¨sanando su linaje femenino¨, intensa con el tema de quitarle a mis hijos, en especial a Lina, las sombras de mi linaje, la forma que en las mujeres de mi vida se han vinculado unas con otras, para que resplandezca sobre su rostro los aciertos y conquistas.

Justamente esa urgencia fue avivada por mi propia red de maestras, ellas insistían en que compartiera lo que entre nosotras filosofamos diariamente. ¡Así mi maestras ancestrales, mi maestra interna y mis maestras en tribu conspiraron para que este espacio sea hoy un espacio público, seguro y valioso!