Mi mamá de dice ¨muñe, pulga y gato¨. Soy su gato.

Desde que nació Nico, le digo que el es mi ¨gato¨, y ronroneamos cuando somos cariñosos. Le digo que soy su mamá gata.

La historia de vida de mi madre, estaba llena ¨buenos¨ y ¨malos¨. Pero entre más oraba y meditaba, entre más reconocía mis memorias celulares y ancestrales, por alguna razón empecé a conectar con mi abuela materna. La veía, la sentía, hasta la entendía.

Un buen día amanecí pensando en que la iría a visitar. Subí al carro a Nico, y le dije ¡vamos a conocer a tu bisabuela! Maneje dos horas, compre una rosa roja y llegué.

Al verme, no me reconoció. Le explique hija de quien soy, ¡empezó a llorar, y lloramos abrazadas! Sin decir nada, sólo conectamos.

Luego hablamos de su salud. Oramos. ¡Le dije firmemente! Te queremos. Sólo queremos que estés bien.

En ese momento yo decidí, por mí, y mis hijos, conectar con mi linaje femenino desde el amor.

Historias me sobran, y hasta me cansan. Fue como cuando uno discute con el esposo y de repente, ya ni se acuerda porqué discutía. Solté el proceso.

Me recordó a mi sobrino temporal, quien copiando el post anterior: Esa noche, al reconocer su emoción, su duelo. Llegó el perdón y con él el amor, para reconciliarse consigo mismo, y el mundo, y trascender.

Nico mientras tanto, estaba maravillado con una gata que andaba en la casa de mi abuela, jugando con su gatito. Jugaban, se revolcaban. Se daban cariño y la gata todavía le daba lechita de su pecho. ¿pueden creerlo?

Nico exclamó ¡mamá, se aman! Linaje ilustrado para niños.

Continúa: Crónica de un blog anunciado. Parte 4/4